A veces, una imagen vale más que mil palabras, aunque en este caso, más que imagen fue sonido, y no uno sino veinticuatro.
Todos pudieron comprobar, con la ayuda de un cono de cartulina, como nuestro oido externo recoge el sonido y lo amplifica, por así decir, en el oido interno. Les resulto sorprendente también como nos cambia la voz al oirnos con un oido presionado.
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